A mediados de diciembre de 2024, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que impondrá medidas sobre las importaciones provenientes de Camboya, Malasia, Tailandia y VietnamEnergía solarSe imponen aranceles sobre las baterías que varían del 21.31 % al 271.2 %, dependiendo de la situación real de cada fabricante. Esta medida enfrenta a algunas empresas chinas que ya se han lanzado o se preparan para “navegar hacia el mar” hacia el sudeste asiático con una nueva incertidumbre, por lo que deben acelerar la elaboración de planes de respuesta.
De hecho, en los últimos a?os el panorama geopolítico y el entorno económico han sido complejos y cambiantes; numerosas empresas chinas ya han establecido o están considerando establecer fábricas u oficinas en el sudeste asiático para enfrentar los riesgos derivados de las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos a China. Algunas compa?ías optan activamente por expandirse en mercados exteriores, mientras que un mayor número lo hace de manera pasiva, “siguiendo a sus clientes o proveedores”. Esta tendencia migratoria suele estar dominada por la coyuntura política y económica internacional: la intensificación del conflicto comercial durante el gobierno de Trump y la decisión del gobierno de Biden de mantener la mayoría de los aranceles y restricciones tecnológicas han impulsado aún más el reajuste de las cadenas industriales transnacionales.
La ASEAN se está convirtiendo cada vez más en un punto focal para la inversión extranjera global. El “Informe de Inversión ASEAN 2024” revela que en 2023 la inversión extranjera directa (IED) que fluyó hacia la ASEAN alcanzó un récord de 230 mil millones de dólares, representando el 17 % del total mundial y situándose a la cabeza entre las regiones en desarrollo. Estados Unidos lidera en volumen de inversión, con cerca de un tercio del total, seguido por Japón y China. La manufactura sigue siendo el sector más atractivo para el capital en la ASEAN, seguido por bienes raíces y energía, entre otros. Sin embargo, mientras las empresas dirigen su mirada al sudeste asiático, también deben enfrentar numerosos desafíos prácticos.
Bajo las reglas del comercio internacional, la determinación del país de origen de las mercancías tiene un impacto directo en el trato arancelario y en la elegibilidad para el acceso al mercado. Por lo general, se considera país de origen aquel donde se realizó la última transformación “sustancial”; sin embargo, la identificación concreta de dicha “transformación sustancial” depende tanto de los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como de los detalles de los acuerdos bilaterales o multilaterales de libre comercio. Dado que la mayoría de los países del sudeste asiático aún no han firmado un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, los productos correspondientes que se exporten a ese país podrían verse sujetos únicamente a las reglas de origen de la Aduana estadounidense. Esta autoridad aplica procedimientos de revisión rigurosos y complejos que varían según la industria y la empresa; aunque las compa?ías pueden solicitar una Resolución Anticipada (Advance Ruling) para fijar el origen, no es raro que la resolución final difiera de lo esperado debido a interpretaciones dispares de los funcionarios o a cambios en la política. Además, por limitaciones de personal y de procesos, los tiempos de respuesta de la Aduana se han extendido; si la resolución o un ajuste normativo resulta desfavorable, la inversión previa de la empresa podría verse expuesta a riesgos.
En cuanto a la gestión específica de inversiones en la expansión internacional, muchas empresas también han tropezado repetidamente por carecer de debidas diligencias completas y de una planificación a mediano y largo plazo. Comparadas con las grandes empresas estatales o los grupos multinacionales, las pymes privadas muestran una conciencia del riesgo aún más limitada y, en aspectos como la normativa local, los incentivos fiscales, la estructura societaria y la atracción de talento, suelen carecer de consideraciones sistemáticas. A veces, los empresarios deciden la ubicación tras tan solo una o dos visitas de negociación, sin evaluar a fondo la infraestructura local ni los posibles riesgos de cumplimiento futuros. “Expandirse al extranjero es como emprender una segunda vez”: los países del sudeste asiático difieren enormemente en cultura, religiones, sistemas políticos, beneficios fiscales y programas de apoyo gubernamental; si las empresas copian ciegamente su modelo nacional original, suelen fracasar por inadaptación.
En el sudeste asiático, algunas zonas industriales especiales pueden beneficiarse de aranceles más favorables o exenciones fiscales; si una empresa elige una ubicación inadecuada al registrarse, podría perder incentivos fiscales que de otro modo podría haber obtenido oGuía de Reembolso FiscalConveniencia. Además, muchas empresas ignoran la estricta supervisión que los principales mercados de consumo como Estados Unidos y la Unión Europea ejercen sobre el origen o la transparencia de la cadena de suministro. Una vez que alcanzan cierto volumen de producción o exportación, las aduanas locales y extranjeras se vuelven más sensibles al criterio de “transformación sustancial”, y las empresas pueden ser seleccionadas para inspecciones o auditorías, enfrentando sanciones imprevistas o aranceles adicionales.
Las empresas que se internacionalizan también deben enfrentar cuellos de botella en gestión y recursos humanos. Los equipos directivos internacionales maduros siempre están escasos en el mercado, y los profesionales con experiencia en leyes y regulaciones extranjeras, políticas fiscales y cultura laboral son especialmente codiciados. Si los directivos asignados por la empresa carecen de experiencia transfronteriza, podrían cometer errores de juicio sobre el entorno local, lo que generaría pérdidas financieras e incluso trastornos en la cadena de suministro. Además, en fusiones y adquisiciones en el extranjero o inversiones de tipo greenfield, es necesario evaluar cuidadosamente la estructura de capital, prevenir el cumplimiento contra el lavado de dinero y planificar la tributación. En el ámbito del comercio, el riesgo político, el entorno normativo y el nivel de seguridad pública varían entre países, y el entorno operativo a mediano plazo puede fluctuar significativamente. Las empresas deben considerarlo con prudencia y no planificar apresuradamente debido a circunstancias coyunturales. Depender excesivamente de un solo mercado o de una sola fuente de producción tampoco es sostenible a largo plazo; la configuración multipunto de la cadena de suministro para diversificar riesgos se ha convertido en tendencia.
De cualquier modo, al enfrentar la amenaza arancelaria de Trump o cualquier presión comercial similar, las empresas necesitan aún más pensamiento estratégico y una visión global. La superposición de barreras comerciales y de la volatilidad geopolítica ha generado desafíos complejos y muy reales. El sudeste asiático, ciertamente, ha atraído enormes inversiones, pero también oculta diversos riesgos políticos y culturales. Si las empresas realizan investigaciones exhaustivas desde la fase de preparación, forman equipos de gestión especializados, comprenden a fondo las reglas de origen y los incentivos locales, y distribuyen racionalmente la capacidad productiva y los nodos de la cadena de suministro, tendrán mayores oportunidades de adelantarse en la futura reorganización de la economía global.
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